AMIGOS DEL ALMA

jueves, 19 de febrero de 2009


Qué duro se hace a veces el camino, Señor. No vengo a quejarme, ¡pero que duro!. ¿Es la dureza lo que certifica la certeza? Ya no sé nada, Señor, tantos años en el mismo sitio, sin avanzar...Como esos sueños en que alguien te persigue y corres, corres hasta el agotamiento, luchando con los tropiezos, con el aire que escasea en los pulmones, con la maleza y tus pies permanecen siempre en el mismo sitio. Te alcanzan, te van a tocar y despiertas... ¿Será así la llegada a la meta?, correr, correr, no avanzar y... despertar. ¿Será este largo y abrupto camino sólo un mal sueño del que aún no he despertado?


Abre ya mis ojos, frótalos con tu saliva y con el barro; este sueño es un mal sueño, ya no me gusta, estoy cansada de correr y no llegar.


No me digas que te mire, mis ojos están cerrados. Te veo en el fondo de su obscuridad, veo algo pesado y duro sobre tus hombros, veo tu rostro desencajado y un hilillo de sangre que llega hasta tus labios. Tú no corres, avanzas con lentitud y caes a tierra. te pones en pie y prosigues tu marcha lenta hasta el Calvario.Lenta, pero Tú avanzas, Señor y llegas, sin prisas porque los tiempos tienen que ser cumplidos y llegas... Yo no, sigo en el mismo lugar donde comenzó mi sueño, unas veces al borde del precipicio, otras a punto de agarrarme el mal...¡Despiértame, despiértame yaaaa!

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