AMIGOS DEL ALMA

viernes, 29 de abril de 2011

A CORAZÓN ABIERTO



Aquí estoy, Señor, para lo que Tú quieras de mi, en este día y en el resto de mi vida.
Llámame siempre, Raboni, como llamaste a María Magdalena en tu Resurrección.

Señor, no te vayas nunca de mi corazón. No quiero ser un sepulcro para ti, sino puerta abierta para que todos entren y te vean resucitado; para que te sigan y te amen sobre todas las cosas y personas, como yo quiero amarte.
Sea, Señor, mi apostolado el corazón abierto y Tú en él bien visible para todos.

¡¡GRACIAS, SEÑOR, POR LA BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO II !! 

sábado, 23 de abril de 2011

¿QUÉ NECESITAS TÚ?



Necesito, Señor: 
Que tu luz inunde mi vida,
Que tu calor cubra la desnudez de mi alma,
Que tu corona de espinas corone mi frente,
Que tu manto real tape mis pecados,
Que tu agonía sea mi padecer.
Necesito, Señor, que no haya otra lanza en mi corazón que la que atravesó tu costado.
Que tus clavos agujereen mis huesos.
Que el amor me alce en tu Cruz.
Necesito, Señor, abandonar en ella pensamientos y deseos.
Necesito..., Señor ¿Qué necesitas Tú?
¡Hágase tu Voluntad!

jueves, 21 de abril de 2011

JUEVES SANTO



JUEVES SANTO, día de la Caridad, día del amor.




El AMOR es un mandamiento que hay que cumplir para entrar en el Reino de los Cielos. Amar a nuestros semejantes a veces no sale espontáneamente, por eso hay que ejercitarse en el amor de manera constante y perseverante hasta conseguir  que amar deje de ser sólo una palabra bonita para pasar a ser una forma de vida.

Amar con obras, como Cristo nos enseña hasta dar su vida por nosotros.

Cantemos al AMOR de los amores

jueves, 7 de abril de 2011

VINE A DARTE GRACIAS




Tú, Señor, hablaste  con Moisés directamente, como un amigo habla con el amigo, no como anteriórmente  lo hiciste con los profetas, a través de sueños o visiones.
 Sé que conmigo no vas a hablar así porque la misión encomendada a Moisés necesitaba esa conversación directa contigo, Padre Eterno y porque tus palabras transformarían su vida en una entrega total a sus hermanos y seguimiento absoluto a tus mandatos. Pero esta noche, Señor, no vengo a pedirte palabras, sólo a darte gracias porque la PALABRA tuya vino a nosotros  por tu querer. Esa Palabra hecha carne en Jesucristo, tu Hijo, es mucho más sonora y convincente que las que dirigiste a Moisés en su día, más ardiente que el fuego de la zarza que quemó su rostro.

Gracias, oh Dios por darnos a tu Hijo, por dejarle vivir y morir entre nosotros y por nosotros.
Acabamos de verle subiendo a Jerusalén, Mateo lo cuenta en su evangelio (20,17-28).
 Te vi, Jesús, subiendo, a sabiendas de lo que allí te aguardaba. Por eso me acerco a ti para preguntarte: Señor ¿Me ves capaz de ascender contigo a la Jerusalén de mi vida? ¿Hacia la Jerusalén que esta Cuaresma nos presentas a los cristianos?

No voy a pedirte recompensa alguna ni para mi ni para mis hermanos; tampoco pedimos sentarnos a tu derecha o izquierda, Únicamente me atrevo a dirigirme a ti, Padre nuestro, para suplicarte, la gracia, la fuerza y la constancia, para ellos y para mi, que necesitamos para este duro y difícil ascenso, necesario para seguir los pasos de nuestro Salvador. no nos ahorres pruebas ni sufimientos, a pesar de nuestra, de mi debilidad, pero danos la fortaleza que nos falta para llegar y permanecer en la Jerusalén de nuestras vidas, hasta que Tú quieras, hasta que Tú decidas la hora de nuestro encuentro  real con Jesucristo vivo y glorioso.

Esta noche, Señor vine a darte gracias por Él, por haber permitido que viviera y muriera entre nosotros y por nosotros.