AMIGOS DEL ALMA

viernes, 3 de abril de 2009

REBELDÍA


He leído, Señor:

Me basta Dios: sólo este pensamiento
de tal manera el corazón me llena,
que toda dicha a su dulzura ajena
es causa para mí de más tormento.
Victorino Osende


Y a mí hoy ya no me basta nada. Tengo una revolución rugiendo en mi cabeza, una locura en mi corazón, no me conformo con nada, todo bulle dentro de mí. Quiero hacer algo, romper todos los moldes, salir afuera y gritar. Gritar que ésta no soy yo, que me han engañado, que me devuelvan lo que fui, que ya nada es suficiente para este remolino que alborota mi vida callada, ausente de ambición, de deseos más allá de esta puerta interior que me retenía calmada, aplacada, serena. La calma para mí terminó. Ignoro a qué me conducirá esta rebelión interior que se adueña de mi cabeza, me quema en el pecho y quiere hacerlo de mi voz.


¿Qué hago? ¿Dejo de hacer? ¿Dejo que grite? ¿Servirá de algo si despego la mordaza por años atando deseos, ilusiones, vida? ¿Se resuelve algo gritando? ¿Es el grito la llave de la explosión vital? ¿Será el grito habío a mi problema?


No sigo, me voy, ahí te dejo, grito de años de silencio. Ahí te las apañes como siempre me las he apañado yo.

3 comentarios:

ARCENDO dijo...

GRITAAAAA, GRITAAAA FUERTEEE. Y después calladamente reza.
Porque, aunque tienes ese batiburrillo bulliendo en tu coquito, EL está ahí, esperando que le cuentes cosas, y seguro, que te va a dar sosiego hablar con EL.
Porque aun con tanto RUIDOOO, Su voz es inconfundible, y te está diciendo que EL, BASTA... CON EL TODO, alfa y omega, principio y fin de todo, y...está ahí.

BUSCALO, el que busca haya.

BESOS, BESIÑOS Y BESOTES.

Anónimo dijo...

Grita esa rebeldía y que salga a la luz. Un placer leerte en este escrito plasmado desde el corazón. Saludos.

Silvia Cristina Cuesta dijo...

Hola Milito..te vi en el blog de Santiago...y dije voy a visitarla...y aqui estoy....

Yo diria que directamente te pongas en manos de Dios....y di alguna oración...y todo irá pasando....seguro que lloraras...pero a la vez te vas acomodando..

Un saludo,

Silvia Cristina