AMIGOS DEL ALMA

lunes, 1 de diciembre de 2008

MADRE MÍA INMACULADA

nieves, María luisa y mis dos hermanas, Carmina y Ana


Madre mía Inmaculada
que nunca podré yo olvidar
Virgen, que como un lucero
me alumbras desde ese Altar.

Bajo tu manto sagrado
mi madre aquí me dejó,
Señora Tú eres mi Madre...
no me abandones...no.
No me abndones...no.

Esta noche me apetecía cantarte esta canción que cantábamos en el colegio. ¿Te acuerdas de aquella discusión que tuve con mi amiga Nieves de la Inclusa?. Como ellas la cantaban decía que nosotras no podíamos hacerlo, no se lo creía, porque la estrofa de "Mi madre aquí me dejó", segun ella se refería al día en que su pobre madre tuvo que abandonarla en la Inclusa, igual que a sus compañeras y como nosotras, las de Loreto, no estábamos abandonadas no teníamos derecho a cantarla. Discutimos hasta el enfado y no quería entender. Se aferraba a la propiedad de la canción. Por más que la decía que era simbólico no se convencía. Pero es que Virgencita, mi madre si me dejó bajo tu manto de Loreto, en 1945, para que aprendiese a quererte como te quiero.

Pobre Nieves y que genio tenía, era curioso como yo me sentía acomplejada con ella por tener una familia y ella sólo aquellas hermanas de la Caridad y sus compañeras. Fuimos muy amigas, pero me dominaba y me buscaba miles de defectos que a mí me enfadaban, a veces hasta lloraba, pero ahora me doy cuenta que era su manera de compensar esa soledad materna. Me hubiese gustado ayudarla a encontrar a su madre y no sé si algun día lo lograría. Cuánta pena compartida cobijé por aquellos días en mi pecho adolescente. Quería repartir mi vida con ellas y aunque tuve unas cuantas que fueron mis amigas, siempre había un escalón entre nosotras que no podía subir, Tú lo sabes Madre, lo intenté por todos los medios, poniendo mis horas libres en su patio de recreo para estar con ellas siempre que podía. Sin embargo, ahí, siempre ahí, entre nosotras la carencia de madre, impedía que nuestra amistad fuera como la que me enlazaba con las amigas de Loreto. Por eso probé a unir unas con otras y no dió resultado, ni por las unas ni por las otras.

Esta noche quería cantarte porque ha empezado tu Novena. La que fue para mí todos los años del colegio como una luminaria o un imán que me conducía hacia tí, sin remisión, sin que nadie, ni yo misma lo pudiera evitar. Y al cantarte Madre, me asaltó la imagen de Nieves. ¿Será que me necesita? ¿Cómo puedo saberlo si no la he vuelto a ver desde que me casé aquel 5 de agosto de 1960. Bueno a lo mejor la ví alguna vez cuando pasaba por la casa de mis padres, en el O'Donnell de mis recuerdos. Todo era entonces distinto. Ella se preparó para secretaria en el mismo centro de la Inclusa, donde estudiaban. Cuando tuvo un trabajo se emancipó. Me dijeron que se había casado y no nos encontramos más.

¿Te acuerdas Madre lo que pasó el día de mi boda?. Estas cosas no quiero contarlas en Noray por respeto a aquellas niñas que no quisiera nadie pudiera identificarlas. Seguro que no les gusta.

¿Pero te acuerdas que una vez casados y, después de la corta celebración, de la que nos fuimos en seguida porque esa noche cogíamos el tren para Barcelona? Nieves se empeñó en venir con nosotros en el coche de novios para que la dejáramos en el patio que daba al lugar donde residía, me da rabia decir tantas veces Inclusa. Subió con Julio y conmigo a mi casa. No nos dejaba solos, se empeñó en ayudarme a cambiar el traje de novia por el de viaje y lo hizo, mientras mi recien marido se ponía nervioso porque no se marchaba. En el fondo aquello tenía su gracia y al recordarlo me entra la risa... nada que lo de ¡al fin solos!, no pudimos decirlo hasta que Nieves nos cerró la puerta del taxi que nos llevaría a la estación.

Madre Inmaculada otro día seguiremos hablando de Nieves y mis otras amigas de aquel lugar. Hoy tengo que acostarme antes porque mañana me toca médico, a ver que me dice de la pierna. Este final de la canción te lo ofrezco por Nieves, por si acaso me está necesitando y no soy capaz de encontrarla. Cuídate de ella, Madre, por favor.

"Cuando en la mar del mundo
en zozobrante quilla,
surcague mi barquilla
acuérdate de mi,
Acuérdate de mí.

Hoy soy tu hija...
hoy yo te adoro...
pero mañana,
dentro de un año,
dentro de veinte
¿Te querré...?
Aunque avance rugiente la tormenta
y en mi mástil ya gima el huracán,
feliz, con tu recuerdo soberano...
desafío las olas de la mar.
Me arrollarán quizás entre su espuma.
Más negar que me amaste y que te amé,
negar que fui tu hija y que en tus brazos,
se pasó como un sueño mi niñez.
¡Eso nunca lo haré, Madre querida,
Eso nunca, nunca lo haré,
Eso nunca lo haré...!

Madrecita, por Nieves
Y mira, he hecho bien en cantarte esta noche porque así les quedará la letra a mis hijas para siempre. Seguro ya han olvidado que ellas también te la cantaron en mi mismo colegio. Además les gustaba muchísimo. Esta Navidad, aunque no pegue, la vamos a cantar todas delante del Belén. ¿Te gustará, Madre mía Inmaculada? .
De todas formas me parece que falta algún verso.
Y a propósito, Madre, sí que ha rugido la tormenta en mi vida, pero Tú nunca me has dejado. Te quiero más que antes

2 comentarios:

ARCENDO dijo...

Que de recuerdo querida amiga... son cosas que dejan marca. Me quedo con el canto inicial, que es oración también, me quedo cantando y rezando por tí, alma buena.
Besos.

Militos dijo...

Hola Arcendo: gracias por tus rezos, los necesito. Te he dejado un mail. Un beso