AMIGOS DEL ALMA

lunes, 15 de marzo de 2010

ESTAR SIN DIOS


Cómo quisiera hacer ver al mundo y a cada persona que su auténtico mal es estar sin Dios, lejos del Padre, especialmente a todos los que quiero, a los que un tiempo creyeron en Él y le amaron. Un consuelo guardo siempre en mi corazón, aunque el mundo y ellos crean estar sin Él, Él si está siempre con ellos, aguardando, como Padre amoroso, a que se vuelvan y le vean.

Sus angustias, sus temores, su querer suplir el amor de Dios con bagatelas terrenales nunca les puede traer la felicidad, sólo goces momentáneos que no tardan en volverse hastío y desengaño. Son muchos los que, cuando se han dejado tocar por la Gracia de Dios, gracia siempre latente en el alma humana, aguardando a ser recibida, cuando caen de rodillas ante el Padre, reconocen, como hijo pródigo, que a pesar de las apariencias, lo pasaron mal lejos de Él.

Dice San Agustin y dice maravillosamente que si lo hubieran pasado bien lejos de Dios, nunca hubieran regresado a la casa paterna.

Mi rezo de hoy es para que uno solo de esos hijos pródigos vuelva a su Padre Dios y compruebe cómo el Padre le ve de lejos, sale a su encuentro y le acoge en sus brazos, sin preguntas, sin reproches, con todo el amor intacto que guardaba para él desde el día que lo abandonó.

4 comentarios:

P. Milton Paz y Bien dijo...

hola que tal
como va esto parece ue bien verdad
un saludo desde mi parroquia
matias

Juan Francisco dijo...

Hola Militos, una entrada para pensar. Tal ves estemos más cerca de Dios de lo que creemos, porque cuando las cosas van mal siempre se vuelve la mirada hacia El. Y ahora las cosas van más que mal. Un abrazo, amiga mía.

Ricardo Miñana dijo...

Excelente texto, un placer
pasar por tu bonito blog,
que tengas una feliz semana.

Luis y Mª Jesús dijo...

Ayer estuvieron en casa unos seminaristas del Redentoris Mater de León. En el calor de la comida contaron sus testimonios y me confortaron.
Nuestra misión es sembrar, en casa y fuera. Aunque lo hagamos regular, aunque el grano caiga fuera, Dios se encarga de que no se derperdicie.
Un beso