30 de septiembre de 2005
Por ver el timón en sus manos
el cielo y las estrellas
soñaron ser navegables.
Redes de nubes tegieron
por simulacro de espuma
y un armonioso silbido
rumor de olas tejía.
Allá...de la mar
en lo hondo de la hondura,
suenan voces de bajura.
¿dónde el aroma y la sal?
Al eco de fuertes bramidos,
galerna fiera se enerva:
resbalan cascadas del cielo;
las ilusiones se escoran,
ceder, ceder...y recalar.
Sólo Neptuno a la mujer:
¡noche de estrellas, brillo de pesca!
lunas de los siete mares,
gota a gota, luz a luz,
viento fuerte de fuerte querer,
espejo de aguas, bello capuz,
mesana firme y velera.
Navegantes ¡soltad amarras!
por el timón en manos de mujer,
de tanto querer, trocaron en mar
camino largo de estrellas.
Escrito en el cielo:
todo al principio fue mar.
¡La mar...al fin mujer!
Nada a babor, nada a estribor,
fijo en sus manos el timón,
bajel de sueños a proa;
Barlovento...
Veinte nudos, !todo avante!
Sólo la Mar y las Estrellas,
se hicieron por tí navegables.
Militos, 8 de octubre de 1991
3 comentarios:
por tus ojos, por tu voz, por tu piel, por todo eso el mundo es mar
Gracias Amor, si el mundo fuera mar, no habría tantas penas y yo sería velero.
Un beso
El amor se hizo mar,
la Mayor fue el corazón,
la persistencia el viento
y la nave, ¡navegó!...
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