A MIS HIJOS
Aún la cuna te mecía
y tus ojos no veían,
cuando mi pecho de madre
quería, al alimentarte,
sentimientos y valores
con la leche traspasarte.
En silencio yo te hablaba
¡y qué cosas te decía:
" Mira hijo, cuando crezcas
que no te importe el tener
ni tampoco el poseer...
Sólo dos cosas retengas,
amarás primero a Dios
y a la Patria con fervor,
después de a Dios, honrarás.
En mis brazos te apretaba
y en ellos te me perdías,
cuando con una sonrisa
en silencio preguntabas:
¿Madre, pero a tí después?
Entonces yo presentía
que en el principio el Señor,
entre muchos me eligió
para ser mujer y madre
que en los hijos engendrase
tanto coraje y valor
para amar primero a Dios
y en la Patria a Él honrarle.
Honrarle al salir el sol
con la bandera en el mástil,
como plegaria certera
que el hombre dirige a Dios.
¿Sabes, hijo? yo también
fervorosa estoy rezando,
cuando mis ojos se alzan
para ver, orlados al sol,
los colores de la Patria.
Y honrarle al anochecer,
con la bandera arriada
mientras la tarde se acalla.
Plegada que no rendida,
segura la enseña descansa,
sintiendo que velan su honor
soldados que montan guardia.
En mis brazos te apretaba
y en ellos te me perdías,
cuando con una sonrisa
en silencio preguntabas:
Madre, pero ¿a tí después?
Militos
Escrito en Madrid, sobre el año 1978
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