Hoy, Señor, vengo sin prisas, a escucharte, a que me digas, a que me mires y mirarte...
He dejado todo para tener este encuentro contigo, aunque ese todo no me deja a mi, tengo que apartarlo constantemente para que no estorbe tu presencia.
Señor, qué difícil es luchar contra los pensamientos de la vida corriente que vienen y van. Detenlos Tú, céntrame en ti y en nada más, si quiera, Señor, por un minuto, un solo minuto a tu lado, el corazón y el alma suspendidos en ti.
Nada dentro, nada fuera que no seas Tú, Amor de mis amores.
Que todo se rinda ante ti, todo desaparezca y yo me pierda en tus brazos.
Ya no deseo nada más.
Sé que en tus brazos todo puede ocurrir, todo es nada, todo se soluciona,
todo encuentra su razón de ser.
Gracias, Señor, por este instante de abandono.
Ya no puedo seguir, ya me reclaman. Ahora, mi Amor, tendras que venir conmigo a compartir mis quehaceres, mis preocupaciones, mi entrega a los demás, pero estos segundos de "Tú a tú" han reforzado mi debilidad para enfrentarme a lo que ellos esperan de mi.
GRACIAS, MI DIOS, PORQUE TE TENGO Y TODO SE REALIZA SEGUN TU VOLUNTAD.